Traigo información de primera mano. Les informo que no ha llegado al Core 1 ningún contingente de 2000 hombres. Aquí viene lo bueno, la mayoría de las tropas se niegan a enfrentar al Táchira, muchos comandantes se han rehusado, solo llegaron 200 efectivos, el resto de viajes en helicóptero que se han visto, unos son traslado de comida porque no tienen. Las tropas de aquí solo comen arroz y caraotas y ni para los oficiales hay. Un ingrediente más, pasta. El resto de viajes de helicópteros que se han visto solo ha sido un pote de humo para generar zozobra, miedo e incertidumbre, estos están jugando a la guerra psicológica. Quieren despejar carretera nacional para trasladar comida al centro y oriente del país. La situación cada día se les complica más. Ahora más que nunca a seguir con la resistencia.
Fuerza y Fe
El que se cansa pierde!!!
Quien no ha estado en una marcha en la Venezuela de hoy se ha perdido un país hasta ahora desconocido. Es como traspasar el espejo de Alicia y entrar a un mundo donde, a falta de las maravillas de aquella tierra, te reciben unas nuevas del espíritu. Te vas a encontrar con unos venezolanos distintos a quienes la lucha y la solidaridad les ha templado como acero nuevo. Te vas a sorprender con ancianitas que caminan kilómetros sin quejarse de las coyunturas; con gente hasta hace poco apoltronada en la indiferencia y a quien el aguijón de esta batalla por la Venezuela nueva, les ha picado irreversiblemente. Vas a sentir el orgullo que este escribidor siente, cuando un chamo le da una palmada y le dice “epa profe, palante es palla” y uno le dice, soy tu profe en el aula, pero en la calle quien me da clases eres tú.
Nadie es jamás el mismo después que ve a centenares de muchachos con la Constitución pintada en su escudo de guerrero desafiando las bombas que ya son asesinas. La calle se ha hecho una fragua inmensa de gente nueva y lo que es más importante de nuevos liderazgos. ¿Quién puede negar que un chamo como Freddy Guevara no lo ha hecho la calle y su determinación, uno de los más importantes líderes del país? Esa es la alquimia de la batalla, convierte en líder a gente insospechada y muele como un trapiche a quien no se porta a la altura. Debo confesar que hace apenas semanas cuando fue electo vice presidente de la Asamblea y llame para felicitarle me creí lo que me dijo sobre ese mismo sillón que hace muchos años ocupe. Me dijo que quería ver si se le pegaba algo. Quien habría pensado que ahora soy yo el orgulloso de que este sentado allí.
Hay gente que no sale de su casa y dan muchas razones. Pero una cosa es tener razones y otra tener razón. Los hay que tienen miedo. A esos hay que decirles que todos tenemos miedo. Que los valientes son los héroes de las novelas y los comics. Que lo que hay que tener para salir no es valentía sino coraje. El coraje, como decía Benedetti es cuando al miedo lo tamiza la razón. Estoy convencido que quien está en la calle lo que tiene es coraje, coraje cívico que es el más importante y eficaz de todos. Quien pisa el asfalto caliente con la promesa de un tiro o un bombazo es porque lo ha pensado bien y ha concluido que el país, los hijos y los nietos valen el riesgo.
Hay otros que, buscando razones, dicen que dictadura no sale con marchas ni con elecciones. Son demasiado “valientes” para juntarse con los come nabos de la oposición que lo que pedimos son votos y respeto a la Constitución. Algunos de estos héroes tienen el tupe de mandarnos a matar desde Miami y que comencemos una guerra que ellos van a ver por CNN campaneando un daiquirí en Ocean Drive, pero ninguno de ellos viene a empuñar ni una navajita para actuar en consecuencia. Si se vinieran a luchar nunca tendrían nuestro respaldo de acompañar la violencia, pero al menos se granjearían el respeto que se le tiene a todo aquel que le pone el pellejo a las ideas.
Privilegiados nosotros, los que marchamos pensando en un país mejor. Quienes hoy libramos nuestra batalla de Azincourt podemos decir con Enrique V aquel que, en lucha desigual, derroto a los franceses cuando dijo a sus soldados: Quien derrame hoy su sangre conmigo será mi hermano por vil que sea/ y aquellos que se quedaron en su cama en Inglaterra se considerarán desgraciados por no haber estado hoy aquí.
Sigamos en la calle. Con fuerza, con fe. “La era está pariendo un corazón”, como decía Silvio Rodríguez. ¡Los dolores de parto pasaran y veremos una nueva Venezuela!
JULIO CASTILLO SAGARZAZU
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