Unidos por el Odio y el Dinero
La tiranía de Venezuela mantiene alta afinidad con los grupos
terroristas islámicos debido al odio que comparten hacia Israel y los
EE.UU, además por los negocios ilícitos que ambos gestionan alrededor
del mundo.
El Centro Simon Wiesenthal en el año 2019 reveló que en Venezuela
había al menos 90 agentes durmientes de Hezbollah e informó que el ex
vicepresidente y actual ministro del Petróleo venezolano Tareck El
Aissami, había otorgado más de 150 pasaportes venezolanos a miembros
de Hezbollah que ni siquiera hablaban español.
Las cifras indicadas para entonces por el Centro Wiesenthal, sin duda,
se han multiplicado exponencialmente, debido al poder político y
económico que los islamistas han alcanzado en función de sus lazos con
la Tiranía.
La Isla de Margarita es en particular un centro en donde se han
agrupado los islamistas y desde allí dirigen todo tipo de operaciones
ilegales como: narcotráfico, contrabando de mercancías falsificadas,
lavado de dinero, tráfico de armas, tráfico de personas, etc.
El establecimiento de la Isla de Margarita como zona económica
especial, hará en el futuro próximo del área insular un centro mucho
más apetecible para las operaciones de lavado de dinero de grupos
terroristas. Un paraíso en donde estos se fortalecerán económicamente,
tal cual ocurre en la Triple frontera entre Argentina, Brasil y
Paraguay.
El panorama no pinta bien para Venezuela en donde las mezquitas, los
centros de adoctrinamiento islámicos y la alienación cultural se
expanden rápidamente.
Los venezolanos no entienden el grave peligro que involucra la
invasión islámica en Venezuela y conviven con la bestia, sin conocer
sus perversas intenciones.
Los islamistas cuando son minorías actúan como "grupos sociales"
normales, pero cuando son mayoría y sienten que han amasado suficiente
poder, se despojan de sus máscaras de ovejas para que surja su
verdadera naturaleza de lobos sanguinarios.
Los alertas y las alarmas están activadas y deben ser tomados en
cuenta ahora, cuando aún se está a tiempo para reaccionar. ¿Se hará?
Amanecerá y veremos!
Por: Rómulo Veroes
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