CARTA DEL PROF. EDUARDO JÁUREGUI de la ULA A IRIS VARELA
Profesor del Departamento de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería, Escuela de Ingeniería Civil de la Universidad de Los Andes en Mérida,
Profesor, tremendo orgullo !!!!!!!
DEL PROF. EDUARDO JAUREGUI A IRIS VARELA
Carta Abierta a la "diputada" Iris Varela
He visto con asombro su
propuesta ante la Asamblea Nacional, para quitarle la
nacionalidad a un grupo de venezolanos nacidos en otras
tierras y que no están de acuerdo con el régimen actual.
Pues bien déjeme echarle mi cuento:
El 19 de agosto de 1954, desembarqué junto con mis
padres y 6 hermanos del Américo Vespuccio, barco en el cual
zarpamos 12 días antes desde el puerto de Barcelona,
España, país donde nací y que conste sin mi permiso ni
autorización, pues como Ud. debería saber, nadie escoge ni
el sitio, ni la fecha ni el hogar de su nacimiento . Pero
sepa que me siento muy orgulloso de mis raíces, de mis antepasados, todos,
gente honesta, trabajadora, con arraigados principios
morales y honorables.
A los dos días de llegar a Venezuela, continuamos el viaje
hacia la isla de Margarita, donde mi padre había
conseguido trabajo. En Porlamar, transcurrieron mis años de
infancia, allí, bajo la dictadura de Pérez Jiménez,
terminé la primaria y comencé el bachillerato, aprendí a tocar cuatro, a
comer empanadas de queso y cazón, pastel de chucho,
carite, arepas y casabe, conocí el Retablo de las Maravillas,
el béisbol, Conticinio y Dama Antañona, el galerón y la
geografía e historia de mi nueva patria.
Conocí un pedacito del país y también supe lo que era
una dictadura. Para el año 1958, cuando me imagino que
hablaba con acento margariteño trasladaron a mi padre a la
ciudad de Mérida, en el viaje venía otro miembro de la
familia, mi hermano menor nacido en Porlamar.
Aquí en Mérida, donde resido desde esa fecha terminé el
bachillerato, me gradué de ingeniero en la ULA, me
enamoré, me casé con una caraqueña, he tenido dos hijas y
dos hijos, tres caraqueños y un merideño, una es médico,
otra odontólogo, un Ingeniero, y el cuarto está terminando
su carrera en la ULA.
Aquí le tomé gusto a los valses, al joropo, al pisillo
de chiguire, a la arepa andina, al Quinteto Contrapunto, a
Serenata Guayanesa, a la chicha andina, a los pastelitos de
carne o de queso, a Morella Muñoz, a Simón Díaz, al
queso ahumado, a Freddy Reyna y a Carlos Reyna, al vals
Amelia a Chelique y Rosa Teresa, a los aguinaldos, a Alírio
Díaz, al cuatro que practico desde 1956, y a Fúlgida Luna,
al papelón con limón, y al pastel de morrocoy, al
hervido de gallina y a la písca andina, a una puesta de sol en Juan
Griego o la satisfacción de haber ascendido 6
veces al Pico Bolivar.
Conozco el país, desde Guanare hasta Elorza, desde
Santa Elena de Uairén hasta Manzanillo, desde Tucupita
hasta San Antonio del Táchira, desde el cabo de San
Román hasta Puerto Ayacucho, desde Los Testigos hasta Los
Roques.
He navegado el Apure, dormido en Bruzual, desayunado en
Achaguas y almorzado en San Fernando. Este año cumplo 50
años en Venezuela, no me acuerdo cuando me hice
venezolano, pero por mi cedula que empieza por 3 millones
Ud.. lo puede suponer. Yo sí escogí vivir aquí, yo sí
escogí mi país y déjeme decirle que lo quiero con toda mi
alma y por ello deseo fervientemente que este régimen
termine de la mejor manera posible, para que tengamos una
vida mejor, sin odios ni venganzas como las que Ud.
propone.
Si por oponerme a este régimen Ud. decidiera quitarme la
nacionalidad, seguro que gracias a la injusticia que impera
actualmente Ud. podrá quitarme un papel, un pasaporte, mi
cédula, pero nunca, óigalo bien, nunca me quitará 50
años de vida. ¿Como me quitará mi infancia, juventud y
madurez que la viví aquí, como me quitará mi familia, mis
11 sobrinos venezolanos, mis 6 sobrinos nietos, mis cuñados
y cuñadas criollos por muchas generaciones, mi gusto por
una arepa bien resuelta o una cachapa con queso de mano
preparada en un tarantín a orilla de carretera.
Nunca me quitará mi pasión por la música venezolana, por
el cuatro y la guitarra, por Andrés Eloy, Rómulo Gallegos,
Uslar Pietri o Aquiles Nazoa. Poder visitar la tumba de mi
padre que nunca regresó. Mi orgullo por las tres
promociones de ingenieros
civiles que llevan mi nombre, ni los miles de ingenieros
que he ayudado a formar a través de 35 años como profesor
de la ULA.
No diputada, lo más que hará es quitarme un papel, pero
jamás, téngalo por seguro, jamás, ni siquiera muerto,
podrá quitarme mi amor por Venezuela, que si a ver vamos es
mas mía que suya porque yo he vivido en ella mas que Ud, he
construido y Ud con su resentimiento y su odio solo aporta
miseria y destrucción. Y aunque le duela me despido con
un:
Su compatriota y lástima que no pueda decir amigo:
Eduardo Jauregui