La fascinación del Biopago.
Hoy en la mañana salí a caminar por la
avenida Bolívar de San Juan de los Morros, ciudad donde resido. Desde la Vuelta
de Juan Flores, donde se interceptan la calle Roscio y la avenida Bolívar, fui
observando largas colas de personas que esperaban frente a los negocios
autorizados para recibir biopagos, con el medio Petro (criptomoneda venezolana)
otorgado por el gobierno a pensionados y empleados públicos. Esta estrategia
socialista para adormecer la creatividad de un pueblo tuvo todo el éxito
esperado por el gobierno. En las colas solo se oía hablar del Biopago, la
bondad del gobierno, el procedimiento para pagar, lo novedoso de la forma de
distribuir la riqueza petrolera, lo interesante de no usar billetes, sino la
huella digital para obtener bienes de consumo masivo y así satisfacer
necesidades biológicas en tiempos de Navidad; pero lo mejor de todo es que el
Estado Socialista se está ocupando de nuestras necesidades y ya no tenemos de
qué preocuparnos, porque el Estado resolverá cualquier problema. La fascinación
por el uso del Biopago ha sustituido las angustias, el nerviosismo, las
carencias, la decepción, el desasosiego, las insatisfacciones y el rechazo al
gobierno socialista. El poder de la distribución ha logrado su objetivo:
distraer a la gente, anestesiar a un pueblo con la dádiva que cae de la mesa
del poderoso, erradicar el valor del trabajo, crear un contingente de flojos y
mantenidos, sembrar la idea de que el trabajo es una maldición y la miseria es
la justicia de los pobres, enseñar que la felicidad radica en conseguir un kilo
de harina y un litro de aceite para satisfacer nuestras necesidades biológicas
y mantener la cadavérica corporalidad. El milagro del gobierno socialista ha
consistido en transformar lo mágico y Divino del tiempo de Navidad en la
fascinación del Biopago. El gobierno socialista ha logrado cambiar la sentida
oración al Dios Nacido, los aguinaldos y parrandas navideñas, por las
ignominiosas colas del Biopago; ha inoculado la superstición del materialismo
para alimentar nuestra biología, y erradicado el bienestar espiritual
proporcionado por este maravilloso tiempo de adviento en que Dios nos visita y
fortalece nuestros sueños y más caras aspiraciones de bienestar y progreso. El
Biopago es un instrumento diabólico, que sirviéndose de la tecnología, liquida
nuestras tradiciones, cultura humanista, nuestra sensibilidad religiosa y
aniquila nuestros valores como seres emprendedores y continuadores de la obra
de Dios. El Biopago es la espada del demonio socialista clavada en el corazón
de un pueblo, cuyo destino siempre ha sido liderar la sana convivencia a través
del ejercicio de nuestras libertades, en el marco de un sistema democrático. El
Biopago constituye una variante tecnológica del opio de los pueblos, para
adormecerlos, crear sombis, solidaridades automáticas, gente sin pensamiento,
con el estómago grande y el cerebro pequeño; pero fascinados por esta novedosa
instrumentación de la dominación socialista.
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