Un comentario Muy Inteligente.
LA CULEBRA SE MATA POR LA CABEZA
Después de repetir un millón de veces que Venezuela es una dictadura manejada primero por Fidel Castro cuando Chávez y ahora por Raúl Castro con Maduro, por fin empiezo a ver que la gente habla de la dictadura castro-comunista de Venezuela. Costó mucho y sigue costando que los venezolanos lo acepten, les resulta demasiado incómodo reconocer que son manejados ni siquiera por una potencia extranjera, sino por un pobre gobierno subdesarrollado de una isla miserable. Pero en fin, ahora viene la segunda parte que trataré de explicar de la forma más sencilla posible. Si estamos de acuerdo en que quien manda en Venezuela es Raúl Castro, de qué manera creen que lo hace. ¿A través de Maduro? Pues no, Maduro es la cortina de humo, la distracción, su tarea se limita a gritar improperios contra la oposición para mantenerlos ocupados en él, mientras Raúl Castro gobierna tranquilamente. ¿Y cómo gobierna? Pues muy fácil, el periódico El Universal publicó el 16 de febrero de 2012, las declaraciones del entonces presidente Chávez, quien dijo muy orgulloso que en Venezuela habían 44.804 cubanos colaborando con el gobierno. Y entonces la pregunta es: ¿En quién creen que confía más Raúl Castro? ¿En Maduro y los venezolanos o en los 44.804 cubanos especialmente seleccionados y entrenados por él que hoy hay en Venezuela? Dicen que hay cerca de 30 mil “supuestos” médicos, pero en el mejor de los casos, todavía habría 15 mil cubanos colaborando en otras áreas, notarías, registros públicos, instalaciones militares, servicios de inteligencia, etc. Y no se necesita ser un genio para entenderlo, ellos son el verdadero gobierno, los cerebros que han logrado que unos ineptos que apenas saben leer y escribir se mantengan 18 años en el poder. No hay que menospreciar a estos cubanos, por algo han logrado mantener una dictadura allá casi 60 años. El prestigioso periodista cubano disidente Carlos Alberto Montaner publicó hace dos semanas refiriéndose a Venezuela:
“Los expertos cubanos saben que para ellos es vital que la oposición no se una. La infiltran, siembran calumnias, dispersan rumores, construyen falsos líderes. Las redes sociales, que sirven para congregar a los opositores, también son útiles para disgregarlos. La contrainteligencia posee agentes muy diestros en esas labores, trabajan incansablemente, cuentan con unidades especiales dedicadas a estos menesteres. Controlar a las sociedades es un arte nauseabundo que ellos conocen.”
Esa es la realidad que estamos viviendo, todos los días veo a gente criticando a la MUD y a los líderes de la oposición, algunos son pagados por el gobierno, por orden de los cubanos a los que se refiere Montaner, pero otros simplemente son tontos útiles que les hacen el juego, y mientras Raúl Castro nos sigue gobernando y robando. De manera que las marchas y manifestaciones están bien, pero mientras los manifestantes no vayan a buscar a los cubanos a las notarías, registros y donde estén para decirles que se vayan, Maduro seguirá en pie, porque él no tiene cerebro, pero ellos sí. Hay que tenerlo presente: ¡La culebra se mata por la cabeza!
*Que RUEDE HASTA QUE LLEGUE A TODOS.., Y A ELLOS, LOS INVASORES!!*
En charla reciente con un amigo cubano americano, hablamos de los casos como Ucrania, Egipto, Túnez y otras en que se logró salir de los dictadores y, el me dijo, con toda razón, el caso de Venezuela es distinto, porque detrás de Maduro está Cuba. Mientras no salgan de los cubanos estarán fritos. Tiene toda la razón. sobre la situación en Venezuela la OEA a nivel internacional no ha intervenido en este caos porque HAY UN REGLAMENTO QUE DICTA QUE DICHA INTERVENCIÓN SE PUEDE HACER CUANDO SE HAYAN CUMPLIDO 75 DÍAS DE PROTESTAS CONTINUAS.. Allí está la razón por la cual quiere el gobierno acabar en 8 días máximo las protestas..
Alerta, El Regimen pretende acabar con las protestas en un maximo de 10 dias, han notado que las marchas se han reducido. Dice un efectivo del Sebin que si la gente afloja , los van a mandar a salir con todo, que maduro esta c........pero lo tranquiliza que la gente esta perdiendo fuerza. Corre la voz, el gobierno cree que nos vencieron!!. el que se cansa pierde
Hasta cuándo es Revolución una Revolución?
El sueño inicial era que la revolución es la vía para alcanzar un estado superior de bienestar, luego de la revolución llegaremos al estado utópico de igualdad, libertad y fraternidad, seremos todos felices después de la revolución. Por la vía de la normalidad la sociedad no alcanzará el ideal social, siguiendo por donde vamos nos hundiremos en el estiércol, hace falta implantar una revolución, un nuevo camino que se bifurque de la actualidad y que nos permita implantar la verdad y la felicidad entre todos los hombres. Es por ello que el revolucionario se ufana ante el que no lo es, pues cree poseer la visión del futuro que salvará a la humanidad, cree poseer la solución a todos los problemas que nos aquejan. Pero qué pasa si en el camino el revolucionario se da cuenta que su revolución es un antro más de ineficiencia, engaño y corrupción, peor aún que el sistema anterior que la revolución trató de sustituir? ¿Bajo qué parámetros va a continuar dando su apoyo revolucionario. Es al ideal inicial o a las personas a quien realmente apoya?
Resulta que la revolución ahora pasó a ser sistema y el revolucionario pasó a ser pro sistema y el que no lo era se convirtió ahora en revolucionario. El hecho real es que Venezuela ha tenido en los últimos doscientos años más de treinta revoluciones, esto nos da un promedio de una revolución cada seis años, en otras palabras, cada seis años nos hemos ido cambiando de sitio los revolucionarios y los no revolucionarios. Y al final, qué tenemos? ¿Estamos a la cabeza del mundo o hay otros países que, sin tener ninguna revolución, nos aventajan, hoy en día, ampliamente? Cada revolución se encarga de resolver su presente y así vamos, brincando del presente de una al presente de la próxima.
Recuerdo uno de esos excelentes ensayos del Dr. Uslar Pietri donde trata de entender por qué los venezolanos tenemos esa idea de que nuestra felicidad vendrá mediante la aplicación de una gran solución que nos resolverá todo de una vez y que de un día para otro veremos resueltos todos nuestros problemas, en contraposición a la solución del trabajo diario y de la construcción del futuro piedra por piedra, con el esfuerzo continuado y constante de toda la población. Es como si cada generación de venezolanos deseara alcanzar el Everest, pero no subiendo a pie, sino en avión o en cohete. Pareciera que el problema que tenemos no es ideológico, es un problema actitudinal. El asunto está en que no compartimos la idea de que la contribución de cada persona no es más que su trabajo diario, que cada uno pone una pequeña y humilde piedra cada día para que en conjunto, y al final, podamos construir nuestra Roma.
Así, sucede que los revolucionarios forman su equipo de gobierno, realizan los cambios que asegurarán el futuro promisorio del país, hay otras caras y estructuras novedosas. Ahora sí estamos en la locomotora adecuada, por aquí es el camino. Pasado un tiempo, corto normalmente, comienzan a aparecer los abandonos a los principios revolucionarios, hay alguien que o no estaba claro o sus apetencias tienen prioridad sobre sus creencias. La revolución comienza a parecerse al pasado, empiezan a aparecer casos de corrupción, de proyectos no culminados, de planes no realizados, la pobreza no termina de terminarse, aparecen nuevos ricos, hay que aplacar a los contra revolucionarios, se refuerza la policía, se acude a la tan criticada tortura y así, etc., etc. Los revolucionarios no estaban tan cohesionados como pensaban. Los equipos de trabajo empiezan a pensar que son imprescindibles, no se consiguen nuevas cabezas, son muy pocos los que entienden y aprueban la revolución en todas sus fases, los jefes están exhaustos, como equipo ya no producen ideas nuevas, solo tratan de mantener la revolución que salvará a todo el país, piensan que más nadie entiende la visión de futuro glorioso, ellos son la solución y deben defenderse hasta el final.
Esta es la experiencia que hemos vivido en promedio una vez cada seis años desde hace doscientos años. Llega un momento en que los revolucionarios no pueden tapar el sol con un dedo y se dan cuenta que se convirtieron en el monstruo, aquel que enfrentaron al principio. ¿Y el país? Bien, gracias, de presente en presente nunca alcanzamos el futuro.
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