REFRESCANDO LA MEMÓRIA, PARA AQUELLOS A LOS QUE SE LES
OLVIDO LA HISTORIA REAL DE VENEZUELA*
El 4 mayo de 1993, hace 27 años, la CSJ decidió
el ante juicio de mérito de CAP, Jefe de Estado. La ponencia estuvo a cargo del
Magistrado Gonzalo Rodríguez Corro. Nueve magistrados votaron a favor y seis
salvaron sus votos. Una condena que no sólo sentenció a Pérez, sino al país
entero. Una conjura impulsada por “los notables”, desde cuyo pedestal -puro y
moralista- ellos o sus vástagos aun pretenden dar lecciones de ética y
política. Cuánta hostilidad, reconcomio y arrogancia comportó la salida de Pérez.
Aún flota.
Aún la padecemos.
La denuncia fue hecha por José Vicente Rangel. El 11
de marzo de 1993, el Fiscal General Ramón Escovar Salóm solicitó el ante juicio
de mérito ante la CSJ. La solicitud también incluía a los ex ministros
Alejandro Izaguirre y Reinaldo Figueredo Planchart y a otros funcionarios. Dos
días después un grupo de notables respaldaron al Fiscal General. Caldera a la
cabeza. Uslar en la retaguardia y toda una rebelión de náufragos (Dixit Mirtha
Rivero), que jamás le perdonaron a Pérez ser presidente dos veces.
Caldera y el Chiripero
El cuadro político era otro. Caldera se hizo candidato
del MAS y otras organizaciones que adoptaron el mote: “El Chiripero”. COPEI se
dividió y nace “Convergencia”. Oswaldo Álvarez Paz derrota la maquinaria de
Eduardo Fernández y se alza con la denominación copeyana. Claudio Fermín se
impuso al caudillo Alfaro Ucero, derrotando a su candidato Carmelo Lauría como
aspirante por AD, y Andrés Velásquez de la Causa R sorprendía como fenómeno
electoral. El presidente del Senado Octavio Lepage, cubrió el interinato por un
mes, al tiempo que el Congreso Nacional elegía como presidente provisional al
historiador Ramón J. Velásquez. La noche del 20 de mayo, Pérez se dirige al
país y lanza su presagio: “Hubiese preferido otra muerte”, y concluyó: “(…)
Quiera Dios que quienes han creado este conflicto absurdo no tengan motivos
para arrepentirse”.
Caldera asumió el poder tras su victoria electoral en
diciembre de 1993. Más tarde sobreseía a Hugo Chávez Frías de su levantamiento
de armas. Se cerraba el ciclo de la conjura política de mayor envergadura de la
era democrática, mordida de poder que nos conduciría como un tren desenfrenado
a los tiempos de mayor crispación social, política y económica que haya conocido
la república. Tiempos de tempestades anunciados por Pérez como el peor
retroceso histórico desde nuestra gesta de independencia. Una involución
republicana, nacida de una profunda mezquindad e inmadurez política que hoy
pagamos todos con el precio de la devastación indiscriminada.
Vale decir que a partir de este antecedente, le queda
muy grande, muchos notables-de antes y de ahora- acusar a las nuevas
generaciones políticas de colaboracionismo y traición.
La humildad: Lección
no aprendida
El antejuicio de mérito de CAP sin duda significó el
precedente inmediato perverso que abonó el camino a la llegada de Hugo Chávez
Frías. Pérez lo advirtió… ‘De ganar Chávez Venezuela entrará a una dictadura
violenta, de asesinos y facinerosos de la cual será muy difícil salir.’
Palabras proféticas por apocalípticas pero además devastadoras de cara al
conocimiento que tenía Pérez de todos los entornos minados de inquina y sed de
venganza. No sólo de una izquierda trasnochada, sino peor, de “colinas y
tepuyes” indigestos. Y esta falta de nobleza y humildad en el entendimiento del
poder y la política es la que nos mantiene como perro que se muerde la cola en
un laberinto de miseria, sangre y anarquía.
Pérez predijo, cito: “Como no soy un acumulador de
resentimientos, me equivoqué al suponer que todos actuábamos así y que las
diferencias y los duelos políticos nunca serían duelos a muerte. Supuse que la
política venezolana se había civilizado y que el rencor y los odios personales
no determinarían su curso. Me equivoqué.” No hay que ser un letrado para
concluir que nada hemos aprendido de esta lección de quiebre y fracturas
históricas provocadas por duelos políticos a muerte como sentenció Pérez. Y
como extirpe marca por la huella perenne de la irreverencia y la intemperancia,
seguimos patinando en esta historia de miserables y desplazados que se repite
una y otra vez desde arriba hasta abajo, hoy día en todos los sectores.
Ni vencido ni derrotado
Así se despidió Pérez desde Miraflores, al abandonar
el cargo de Jefe de Estado en mayo de 1993. Un mensaje corto pero contundente y
reflexivo: “pido a mis compatriotas que entiendan estas reflexiones no como
expresión nostálgica o dolida de quien se siente vencido o derrotado. Mis
palabras son una convocatoria a la reflexión de mis compatriotas sobre los
duros tiempos que nos esperan… ojalá que nos sirva la lección de esta crisis.
Que se inicie una rectificación nacional de las conductas que nos precipitan a
impredecibles situaciones de consecuencias dramáticas para la economía del país
y para la propia vigencia de la democracia que tanto sacrificio ha costado a
nuestro pueblo”.
Lamentablemente no hemos reflexionado ni rectificado
nada de nada. Las alegóricas penurias que alertó Pérez llegaron para quedarse.
Pues nada. Parafraseando su prédica al tiempo de su caída: “Venezuela toda
hubiese preferido otra muerte”.
COMENTARIO DEL BLOG: Una lamentable realidad,Caldera la cagó varias veces con su prepotencia enfermiza. .Escovar Salom demostró su odio hacia CAP y logró joderlo también de una manera enfermiza a pesar de que Morales Bello alertó a CAP sobre Escovar Salom ........(lamentable capítulo de nuestra historia "democrática")
Miguel Salas: Que buen escrito, en Venezuela los políticos y también el pueblo siguen sin aprender nada de la historia reciente
¡Mira lo que compartí! https://m.youtube.com/watch?v=qMpH0kLPilw
ReplyDeletehttps://youtu.be/qMpH0kLPilw
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