Tuesday, 2 October 2018

El lucrativo negocio de cazar chavistas Orlando Ochoa-Terán - o.ochoa@att.net

El lucrativo negocio de cazar chavistas
Orlando Ochoa-Terán - o.ochoa@att.net
En el último año unos 18 chavistas enriquecidos a la sombra de la revolución iniciada por Chávez han sido procesados judicialmente en EEUU y Europa por estar incursos en delitos de corrupción. Frente al cúmulo de evidencias la mayoría se ha declarado culpable y aceptado el embargo de activos a fin de aminorar las penas.
Algunos han sido detenidos en otros países y extraditados a EEUU, otros arrestados en aeropuertos de EEUU o pendientes de procesos de extradición. Docenas más están siendo investigados. La casi totalidad de los detenidos están vinculados a PDVSA. Ante el colosal escándalo de corrupción internacional que ha elevado a Venezuela a la cúspide de los países más corruptos del mundo, el fiscal Tarek William Saab, en nombre de Maduro y su grupo, emprendió también una selectiva cacería contra Rafael Ramírez y sus compinches.
La súbita ofensiva judicial que EEUU inició en Houston con la detención de Roberto Rincón y su socio Abraham Shiera-Bastidas, pronto se extendió a Europa e incluyó a prominentes funcionarios y testaferros chavistas que han manejado exorbitantes cantidades de dinero. La mayoría de este grupo han sido identificados o sancionados por el Tesoro de EEUU. Sus nombres ya resultan familiares para los más desaprensivos venezolanos.
Que arresten a chavistas por docenas en el exterior sospechosos de corrupción es en sí mismo una novedad, pues esto no había ocurrido en la historia del continente. ¿Alguien recuerda redadas como estas durante las dictaduras de Chapita Trujillo? ¿Somoza? ¿Pérez Jiménez? ¿Cuba? ¿Pinochet?
¿Qué pasa con Venezuela?
¿Tienen efecto extraterritorial las leyes de EEUU? ¿Son legales las extradiciones solicitadas por EEUU? ¿Se discrimina entre chavistas corruptos del gobierno y corruptos de la oposición? ¿Cuál es el futuro de los chavistas millonarios cuando caiga Maduro? ¿Volverán a visitar Disney World? ¿Podrán Maduro y Cilia repetir la gran comilona de Estambul? ¿Se adaptará Diosdado a los inclementes inviernos de Bielorrusia? ¿Se acostumbrará El Aissami a los incesantes rugidos de la artillería en Siria? ¿Se deslizarán en la era post-chavista colaboracionistas de sobrevivencia como Ramos Allup y Eduardo Fernández con la idea de cambiar para que todo siga igual? ¿Podrán esconderse la dirigencia cívico-militar chavista de los millones de refugiados venezolanos esparcidos por el mundo entero? Nunca antes, en la historia de la gente adinerada, el futuro se ha tornado tan ominoso como a estos venezolanos marcados con el estigma de chavistas revolucionarios.
¿Por qué esta persecución de chavistas como si fueran animales de caza libre? La explicación que veremos tiene sentido. Una serie de hechos concurrentes y “revolucionarios” han convertido a Venezuela en un laboratorio de corrupción sin precedentes internacionales. Ni siquiera el marxismo infantil que les inocularon en Cuba explica lo que ha ocurrido en Venezuela. Tampoco es creíble el lugar común de comparar este gobierno con el “crimen organizado” pues no es consistente incluso con la “organización” de grupos criminales. Para explicar cómo la horda chavista aceleró la ruina del país con las más grandes reservas de petróleo del planeta sus niveles de organización gubernamental no debían estar muy lejos a la de los primates.
El caso es que la ostentación de esta riqueza mal habida y la adocenada conducta chavista para exhibirla ha sido tan extensa y notoria que ha creado un prototipo de venezolano chavista inconfundible que reconocen en las grandes ciudades del mundo. El asalto a los dineros públicos no hubiese tenido la reacción de asquerosidad que hoy tiene si no es porque los chavistas hicieron de esta súbita opulencia una feria internacional de inmoralidad. El derroche, sin precedentes en la historia de la corrupción, llamó la atención incluso de los más insensibles políticos, agencias de inteligencia y de ciudadanos ordinarios de otros países. Antes de la era chavista la corrupción de altos funcionarios siempre había estado asociada a un elaborado y complejo complot de transacciones disimuladas y alambicados flujos de dinero. Todavía es así en casi todos los países del mundo, no en la Venezuela chavista representada por un atajo de boli-burgueses comprando a manos llenas, libando y hartándose de exóticas y costosas exquisiteces con el mismo y vulgar desenfado que Maduro y Cilia exhibieron en un restaurant de lujo en Estambul.
Chavistas y crisis financiera
Los inicios de esta fastuosidad chavista internacional, coincidió con la crisis financiera mundial que se disparó en EEUU con el desplome fraudulento de la gigante petrolera ENRO, la burbuja inmobiliaria y la bancarrota del banco americano Lehman Brothers. El despilfarro de dinero mal habido, hasta entonces, una señal de éxito en “los negocios”, comenzó a provocar envidias, recelos, desconfianza y señalamientos de culpa colectiva en todos los estratos sociales de EEUU y otros países.
Para responder a esta oleada de delincuentes de cuello blanco y convencidos de que el gobierno solo no podía contener los guisadores de gigantescas corporaciones, el gobierno de Obama en 2012, junto con congresistas de ambos partidos promulgaron la ley que se conoce como Dodd-Frank Act, que revoluciona con nuevas regulaciones a Wall Street. Esta ley faculta a la agencia federal del mercado de capitales (SEC) y al Departamento de Justicia para recompensar a todos aquellos (empleados o no de corporaciones) que denuncien y prueben cualquier transacción irregular, especialmente sobornos vinculados a cualquier corporación americana en cualquier parte del mundo. La recompensa que ofrece la ley está entre 10% y 30% de las penas impuestas como resultado de las violaciones incurridas.
Ayer viernes, 28 de septiembre, el gobierno de EEUU anunció penas pecuniarias a Petrobras de Brasil que alcanzan a $1.780 millones por estar incursa en supuestos de hechos relacionados con sobornos. Para ilustrar el punto con dos ejemplos podríamos decir que cualquier venezolano que hipotéticamente posea o tenga acceso a documentos u otra forma de evidencia de una corrupta transacción entre PDVSA y, digamos, Petrobras u Odebrecht, ambas registradas en el mercado de capitales de EEUU, tendría el prospecto real de recibir decenas de millones del gobierno de EEUU como compensación y la garantía de su anonimato.
Desde 2013 centenares de “soplones” (whistleblowers) como se les conoce han sido recompensados con centenares de millones de dólares. El pasado mes de marzo 83 millones de dólares fueron divididos entre tres “soplones”. El 6 de este mes dos “soplones” se repartieron $54 millones. El año pasado un “soplón” fuera de EEUU (¿venezolano?) recibió $30 millones de recompensa. Las agencias, por ley, conservan los nombres de los “soplones” en el más absoluto secreto.
El único conocido de los “soplones”, revelado por su propia voluntad, ha sido Bradley
Si, tal como indican algunas evidencias, la explicación detrás de esta súbita persecución de chavistas son las recompensas que ofrece la legislación americana, para muchos venezolanos, especialmente chavistas o colaboracionistas de la oposición, se les ha abierto una extraordinaria ventana de oportunidades para hacerse millonarios sin robar, sin coimas, sin influencias y sin sobornar a nadie. Una anomalía histórica en Venezuela.
De modo que cualquier venezolano, chavista o no, que pruebe que cualquier transacción entre una corporación registrada en EEUU y una venezolana ¿PDVSA? hayan violado la ley, basta que esta información se procese formal y adecuadamente, para que se materialice el lucrativo negocio de cazar chavistas corruptos.
 Birkenfeld quien recibió $104 millones de recompensa por haber probado que el banco
 UBS Suizo en EEUU había ayudado a evadir impuestos a más de mil clientes
 americanos. Pese a que Birkenfeld formó parte del complot bancario en la operación,
 después de haber cumplido una pena menor de cárcel (es ciudadano americano),
 recibió los $104 millones de recompensa.
Nota: Para aquellos militares chavistas que quieran prepararse con anticipación para una agitada vida de fugitivos les recomendamos un libro:
 “Hunting Evil: The Nazi War Criminals Who Escaped and the Quest to Bring Them to Justice” de Guy Walters
 Los países más corruptos del mundo. Fuente: Transparencia Internacional

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